¡Vuelta la rutina! La depresión o síndrome postvacacional es un proceso normal que se experimenta cuando una persona debe reincorporarse a su trabajo y volver a su vida habitual tras un periodo de vacaciones.

¿Cuáles son sus síntomas?

– Síntomas físicos: dolores de cabeza, dificultad para respirar, palpitaciones, molestias gástricas, tensiones musculares, temblores, ganas de llorar, sudoración, debilidad o fatiga (astenia), pérdida del apetito, trastornos del sueño.

– Síntomas psicológicos: falta de concentración, bajo estado de ánimo, sensación de hastío, irratibilidad, nerviosismo, tristeza, y sensación de incapacidad para adaptarse de nuevo a la rutina.

¿Cómo prevenirlo?

  1. Anticipar la vuelta a casa. Para conseguir adaptar las rutinas progresivamente, es recomendable dejar unos días de margen desde el regreso de un viaje hasta el comienzo del trabajo.
  2. Progresión de la intensidad del trabajo. Una vez comenzado de nuevo el trabajo, es fundamental no cargarse de demasiadas responsabilidades el primer día.
  3. Escalonar las vacaciones. Existe una duración ideal de las vacaciones: de 7 a 15 días. Menos de una semana puede ser insuficiente para desconectar y relajarse.
  4. Permanecer activo. Las vacaciones están pensadas para descansar y renovar el cuerpo y la mente de energía, pero se recomienda continuar con actividades de ocio placenteras y que mantengan la mente activa.
  5. Vivir una experiencia intensa justo al final de las vacaciones. Si se realiza un viaje, algunos expertos recomiendan vivir una experiencia de gran intesidad, o muy distinta a la habitual, los días previos a la vuelta a casa (peak-end). De esta manera, permanecerá un buen recuerdo de las vacaciones durante más tiempo, que ayudará durante los días de adaptación al trabajo.
  6. Readaptar los ritmos de sueño.
  7. Hacer deporte y mantener una alimentación sana.
  8. Crear expectativas sobre la vuelta. La ilusión de volver a encontrarse con amigos, familiares o compañeros de trabajo es una ayuda a la hora de prevenir los síntomas del estrés postvacacional.
  9. Aprender a tolerar la frustación. Si las vacaciones no han resultado lo suficientemente provechosas, puede que se manifieste sensación de fastidio, que podría agravar los síntomas de ansiedad. Es importante desdramatizar, y no poner todas las expectativas de felicidad en las vacaciones.
  10. Buscar apoyo. Si los síntomas del síndrome postvacacional son intensos, puede ayudar contarle el problema a alguien cercano, como un compañero que pueda sentir lo mismo, o un familiar.

Es importante entender que las vacaciones son necesarias y que si la desconexión no se produce, no son del todo efectivas. Una solución puede ser dedicar 45 minutos al día a atender asuntos importantes, a través del teléfono o del correo electrónico, y disfrutar del resto del día totalmente desconectados.