¡Vuelta la rutina! La depresión o síndrome postvacacional es un proceso normal que se experimenta cuando una persona debe reincorporarse a su trabajo y volver a su vida habitual tras un periodo de vacaciones.
¿Cuáles son sus síntomas?
– Síntomas físicos: dolores de cabeza, dificultad para respirar, palpitaciones, molestias gástricas, tensiones musculares, temblores, ganas de llorar, sudoración, debilidad o fatiga (astenia), pérdida del apetito, trastornos del sueño.
– Síntomas psicológicos: falta de concentración, bajo estado de ánimo, sensación de hastío, irratibilidad, nerviosismo, tristeza, y sensación de incapacidad para adaptarse de nuevo a la rutina.
¿Cómo prevenirlo?
- Anticipar la vuelta a casa. Para conseguir adaptar las rutinas progresivamente, es recomendable dejar unos días de margen desde el regreso de un viaje hasta el comienzo del trabajo.
- Progresión de la intensidad del trabajo. Una vez comenzado de nuevo el trabajo, es fundamental no cargarse de demasiadas responsabilidades el primer día.
- Escalonar las vacaciones. Existe una duración ideal de las vacaciones: de 7 a 15 días. Menos de una semana puede ser insuficiente para desconectar y relajarse.
- Permanecer activo. Las vacaciones están pensadas para descansar y renovar el cuerpo y la mente de energía, pero se recomienda continuar con actividades de ocio placenteras y que mantengan la mente activa.
- Vivir una experiencia intensa justo al final de las vacaciones. Si se realiza un viaje, algunos expertos recomiendan vivir una experiencia de gran intesidad, o muy distinta a la habitual, los días previos a la vuelta a casa (peak-end). De esta manera, permanecerá un buen recuerdo de las vacaciones durante más tiempo, que ayudará durante los días de adaptación al trabajo.
- Readaptar los ritmos de sueño.
- Hacer deporte y mantener una alimentación sana.
- Crear expectativas sobre la vuelta. La ilusión de volver a encontrarse con amigos, familiares o compañeros de trabajo es una ayuda a la hora de prevenir los síntomas del estrés postvacacional.
- Aprender a tolerar la frustación. Si las vacaciones no han resultado lo suficientemente provechosas, puede que se manifieste sensación de fastidio, que podría agravar los síntomas de ansiedad. Es importante desdramatizar, y no poner todas las expectativas de felicidad en las vacaciones.
- Buscar apoyo. Si los síntomas del síndrome postvacacional son intensos, puede ayudar contarle el problema a alguien cercano, como un compañero que pueda sentir lo mismo, o un familiar.
Es importante entender que las vacaciones son necesarias y que si la desconexión no se produce, no son del todo efectivas. Una solución puede ser dedicar 45 minutos al día a atender asuntos importantes, a través del teléfono o del correo electrónico, y disfrutar del resto del día totalmente desconectados.