A medida que nos acercamos al verano, empezamos a prestar algo más de atención a nuestra figura y, en ocasiones, intentamos practicar más ejercicio para lograr mejores resultados de pérdida de peso.

Al empezar la actividad física puede que empecemos a cuestionarnos si es realmente tan efectivo cuanto pensábamos la práctica de deporte para lograr bajar los kilos que nos sobran.

Si quemas más calorías pero no terminas de lograr bajar el peso, es importante que comprendas qué puede estar ocurriendo en tu cuerpo. Es la mejor manera de responder a las típicas preguntas que nos surgen ¿Qué es lo que estoy haciendo mal? ¿Realmente vale la pena el esfuerzo que hago? ¿Si estoy haciendo más deporte como puede ser que incluso aumente de peso?

Cuando comenzamos a hacer ejercicio nuestro cuerpo necesita un período de adaptación para afrontar el nuevo cambio. Durante esta etapa, que puede llevarnos semanas, como respuesta al nuevo esfuerzo físico al que hace frente el cuerpo comenzará, poco a poco, a crear masa muscular ganando algo más de volumen.

La grasa que quemamos puede verse compensada por el volumen de masa magra que vamos adquiriendo. En ocasiones, incluso podemos notar hasta una cierta ganancia, pero recordad que será algo transitorio propio del período de adaptación.

Aunque no veamos variaciones en la báscula, evidentemente, el resultado no es el mismo. Es decir, no es lo mismo peso de grasa que peso de músculo.

Pese a que no lo veamos en cifras, nuestra composición corporal está variando, nuestro plan está funcionando y apreciaremos resultados a medio plazo.

Es esencial tener paciencia y ser constantes. Cambiando de manera efectiva nuestros hábitos.

Si queremos bajar de peso de un modo correcto y duradero deberemos de combinar dos cosas fundamentales: alimentación y ejercicio físico. Intentar no caer en errores típicos en la dieta, evitando las dietas muy restrictivas que solo nos llevan a acabar con un efecto rebote y manteniendo una rutina de ejercicios llevadera y realista.