La hipertensión arterial es la enfermedad cardiovascular más frecuente en nuestro país: tres de cada diez españoles, en torno a 14 millones de personas, la padece, según datos de la Sociedad Española de Hipertensión.

¿Cuáles son sus síntomas?

En la mayoría de los casos, no se presentan síntomas. En la mayoría de las personas, la hipertensión arterial se detecta cuando miden recurrentemente la tensión.

Debido a que no hay ningún síntoma, las personas pueden sufrir enfermedad cardíaca y problemas renales sin saber que tienen hipertensión arterial.

Existe un tipo de hipertensión, que conlleva forma peligrosa de presión arterial muy alta y cuyos síntomas incluyen:

  • Dolor de cabeza fuerte
  • Náuseas o vómitos
  • Confusión
  • Cambios en la visión
  • Sangrado nasal

¿Qué complicaciones para la salud puede conllevar la hipertensión arterial?

La hipertensión arterial, cuando no se diagnostica y no se trata, puede a medio y largo plazo causar enfermedades renales, insuficiencia cardiaca, angina e incluso infarto, problemas de circulación en las piernas, alteraciones de la visión e incluso ictus (accidente cerebrovascular). Además, no es frecuente, pero la tensión alta puede desembocar en problemas relacionados con el oído. Por todo ello, es importante una detección precoz y poner tratamiento a la hipertensión arterial.

Para evitarla, la mejor alternativa es la prevención.

Así, la Sociedad Española de Hipertensión recomienda seguir una serie de consejos para garantizar un estilo de vida más saludable:

  1. Controla el peso.
  2. Realiza ejercicio físico moderado y regular.
  3. Cuidado con el estrés.
  4. Evita el tabaco y modera el consumo de alcohol y café.
  5. Reduce la sal en las comidas.
  6. Evita las grasas de origen animal.
  7. Cocina más sano.
  8. Sigue una dieta rica en potasio, magnesio y calcio.
  9. Consulta con el farmacéutico acerca de soluciones nutricionales.
  10. Vigila los niveles de tensión y sigue las recomendaciones médicas.

 

Los controles periódicos de tensión son fundamentales en adultos mayores de 40 años, sobre todo si se tienen antecedentes familiares de hipertensión. Estos chequeos pueden realizarse tanto en el médico de cabecera como en la farmacia. En aquellos casos en los que se diagnostique hipertensión, el médico establecerá el tratamiento a seguir.