¿Te has quemado alguna vez al sol?
Sin duda, gran parte de la población ha sufrido alguna quemadura solar a lo largo de su vida.
Evitar su aparición es crucial en la prevención del cáncer de piel, ya que el riesgo de melanoma en la edad adulta se duplica si en la infancia o adolescencia se sufrieron quemaduras. Pero también es importante saber qué hacer y qué no en caso de que las suframos.
Para evitar daños mayores en la piel y eliminar las molestias de las quemaduras, lo primero que hay que hacer es tratar la zona lo antes posible, incluso aunque sólo tengamos la piel ligeramente enrojecida y con pocas molestias.
El primer paso es hidratar con intensidad la piel aplicando cremas emolientes y calmantes, beber abundante agua, dar baños de agua fría o aplicar frío en la zona afectada y tomar sustancias antioxidantes que ayudan a la regeneración cutánea.
Si aplicamos agua fría directamente del grifo debemos intentar que el chorro no incida directamente en la zona quemada, lo mejor es sumergir la zona o aplicar compresas de agua fría. Podemos mantener la piel sumergida hasta que, al retirarla no vuelva a aparecer dolor.
En ningún caso debemos aplicar hielo directamente ya que puede producir una intensa vasoconstricción que podría agravar más la lesión.
Para la hidratación, la mejor alternativa es elegir productos específicos para después del sol, con activos calmantes y reparadores que intentan ayudar a nuestro cuerpo a reparar el daño.
Tenemos que tener en cuenta que el tratamiento de las quemaduras por el sol no cura la piel, pero puede aliviar el dolor, la hinchazón y las molestias.
Si teniendo en cuenta estos consejos y aplicando cremas específicas para calmar la piel después del sol, no conseguimos aliviar las molestias o simplemente la quemadura es muy grave, tu medico puede sugerirte que uses una crema recetada con corticoides.
Si te has pasado con el sol, acércate a vernos y te diremos cuáles son las mejores opciones para que la cuides.