Recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha anunciado que una de cada tres personas en Europa padece un trastorno mental y que su esperanza de vida decrece entre diez y veinticinco años. Que un tercio de la población occidental tenga esas tasas de enfermedad mental da que pensar. ¿Podríamos hacer algo para reducirlas?
Muchos estudios apuntan a que lo que es bueno para el corazón también lo es para el cerebro. Por ello, llevar una vida saludable y evitar el sedentarismo y los excesos puede reducir el riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
¿Qué podemos hacer para mantener nuestro cerebro joven?
Algunos datos obtenidos de estudios en Biomedicina indican que el 25-30% de los centenarios no presentan cambios significativos en sus capacidades mentales cuando se las compara con personas 20 o 30 años más jóvenes.
En todas ellas destacan ciertas características comunes:
- Son personas que realizan diariamente ejercicio mental y físico
- Atienden su cuidado y aseo personal
- Son independientes, no requieren ayuda de nadie y viajan solas
- Son activas y participativas
- Ninguna es obesa o fumadora
- Casi todas estas personas tienen la capacidad de no responder al estrés con mayor angustia, agobio o desesperanza.
Una alta reserva cognitiva puede ser una buena aliada para mantener un cerebro joven y resistir las afectaciones que el Alzheimer puede producir. Para ello es importante mantener estimulada nuestra mente con actividades que nos supongan pequeños retos.
Es importante enfrentarse a la novedad y, en consecuencia, aprender y memorizar cosas nuevas todos los días.
Una de las actividades más reconocidas es la lectura. También son muy recomendables el ajedrez y los juegos de mesa, ya que muchos de ellos requieren habilidades de cálculo, de memoria reciente y de capacidad de previsión. Todo lo que implique aprender y adquirir nuevos conocimientos también favorecerá nuestra actividad cognitiva, sea tomar clases de cocina o el aprendizaje de un idioma o instrumento musical.